[ compol ]
El lenguaje corporal es difícil de manejar si no se entrena. El ser humano lleva incorporado en su ADN una serie de gestos que le permiten comunicar a sus semejantes diferentes estados de ánimo, y que le sirven fundamentalmente para evitar llegar a situaciones de violencia física que pueden acabar con su propia vida, y también en el extremo opuesto, comunicar a sus semejantes atracción o afinidad.
Fruncir el ceño, cruzar los brazos sobre el pecho o cerrar los puños, nos permiten expresar desagrado, enfado o enfrentamiento, del mismo modo que mantener la mirada, acercar el cuerpo a nuestro interlocutor o sonreír, expresan cercanía. Son reacciones naturales que expresan sentimientos y estados de ánimo. Por esta razón, la mayor parte de nosotros no somos capaces de controlar, en nuestras relaciones, nuestra comunicación no verbal, y los políticos no son una excepción.
Conscientes de ello, los asesores de campaña y los jefes de prensa de éstos, dedican una buena parte de los consejos a sus “clientes” a reforzar los gestos y actitudes corporales que les acerquen a sus votantes o potenciales votantes, y eliminar aquellos que les hagan parecer prepotentes o lejanos. En la sociedad de la imagen en la que nos movemos, aquellos portavoces, políticos o no, que no entiendan la importancia de la comunicación no verbal, pueden perder la credibilidad, y por ende, el contacto con clientes o electores que tanto cuesta ganar.